1. Volumen. La más evidente y la
que hacer honor al nombre; captar y organizar absolutamente toda la información
que nos llega es esencial para tener registros completos e insesgados, y que
las conclusiones que obtengamos sirvan eficientemente a la hora de la toma de
decisiones. Es el Business Intelligence que todos conocemos, pero a lo
grande; aunque la diferencia con la clásica inteligencia de negocio viene
marcada por el resto de V’s.
2. Velocidad. Siempre es importante
el tiempo si afrontamos tanto la necesidad de generar información (y recordemos
que estamos hablando de muchos datos) como de analizarla, pero lo es más si
necesitamos reaccionar inmediatamente; todo el proceso pide agilidad para
extraer valor de negocio a la información que se estudia y que no se pierda la
oportunidad.
3. Variedad. Hay que dar
uniformidad a toda la información, que tendrá su origen en datos de lo más
heterogéneos, tal como veremos en el siguiente apartado. Una de las fortalezas
del Big Data reside en poder conjugar y combinar cada tipo de
información y su tratamiento específico para alcanzar un todo homogéneo.
4. Veracidad. Se refiere a la
calidad del dato y su disponibilidad; en un entorno descrito por la anterior V,
Variedad, hay que encontrar herramientas para comprobar la información recibida;
las tecnologías creadas al servicio del Big Data se muestran
imprescindibles y eficientes para afrontar los retos.
5. Valor.
Trabajar con Big Data tiene que servir para aportar valor a la
sociedad, las empresas, los gobiernos, en definitiva, a las personas; todo el
proceso tiene que ayudar a impulsar el desarrollo, la innovación y la
competitividad, pero también mejorar la calidad de vida de las personas.
Son las responsables de
caracterizar el sistema y al mismo de tiempo explicar sus ventajas
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